El acero inoxidable es una aleación de hierro que comprende de 10.5 a 30 % de cromo. El acero inoxidable obtiene su atributo de inoxidable del óxido rico en cromo que forma una película externa adherente e invisible, también puede contener níquel, manganeso y nitrógeno.
El proceso se puede dividir en tres etapas:
Fabricación primaria: El proceso empieza con la selección y acopio del material que posteriormente se va a fundir. Se utiliza la chatarra férrica a la que se le añade cierta cantidad de ferroaleaciones y otros minerales que han pasado por un riguroso proceso de control garantizando su seguridad y calidad.
Aceración o acería: las chatarras se funden en hornos de arco eléctrico de más de 100 toneladas de capacidad gracias a los electrodos de grafito que permiten alcanzar altas temperaturas de fusión.
El acero líquido se lleva a un convertidor donde se sopla con oxígeno y gas inerte y finaliza con el afino de la aleación, reduciendo el nivel de carbono de caldo, recuperando el metal presente en los óxidos metálicos y disminuyendo el contenido en azufre.
Se solidifica a través de una máquina de colada continua.
Laminación: En la laminación en caliente se reduce el espesor o diámetro aprovechando la mayor ductilidad del material a altas temperaturas, también puede realizarse la laminación en frío en la que se obtiene el espesor o diámetro final sin un calentamiento previo.
Una vez terminado el proceso, se entrega a las líneas de corte para adaptarse a las necesidades de los clientes ya sea si requieren acabado o cierta presentación.
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